El pasado jueves tuve la oportunidad, de nuevo gracias a la FNAC, de asistir al preestreno de Los Crímenes de Oxford, la nueva película de Álex de la Iglesia que, para colmo, cuenta con un elenco de actores más que capaces.

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La trama, creo, es de todos conocida. En Oxford, al poco de la llegada de Martin, personaje interpretado por Elijah Wood, comienzan a sucederse una serie de asesinatos que siguen el patrón de una serie numérica. Dada la relación personal de Martin y de Arthur Seldom, profesor interpretado por John Hurt por el que Martin ha ido a estudiar a Oxford, con la primera víctima éstos se ven involucrados en los asesinatos y comienzan a trabar amistad a la par que una competición mental por ver cuál de los dos es capaz de resolver la serie númerica, perdón, los asesinatos. Para liar un poco más la madeja, e incluir un par de sospechosos más, vemos a parecer a Lorna, personaje interpretado por la bella Leonor Watling, que se convierte en el interés amoroso de Martin y a Beth (Julie Cox), hija de la primera víctima que, también, tiene ciertos sentimientos hacia Martin, un donjuan que se las liga a todas sin hacer ni decir prácticamente nada.

Álex de la Iglesia es una gran diretor, qué duda cabe, pero en esta película considero que le ha podido un poco, a partes iguales, su devoción por Alfred Hitchcock y la intención de realizar duelos diálecticos entre los protagonistas. Me explico, la devoción por Hitchcok es buena, es, para mi, el mejor director de cine del mundo, pero intentar hacer que tus actores se muestren como los suyos, frios a la vez que pasionales… es algo que sólo el Maestro del Suspense sabe hacer correctamente. Por eso queda un tanto raro que la trama se desarrolle como lo hace y que nadie sospeche del asesino cuando… en fin, prácticamente lo grita a los cuatro vientos. Por otra parte tenemos a unos personajes que o bien sobreactuan o bien son frios como el hielo, no parecen actitudes muy naturales que digamos.

Aún así es de agradecer el ver ciertos homenajes (la orquesta, el plano-secuencia, la toma “a lo Vértigo”, etc) que no afectan al desarrollo de la película y que sí dejan la esencia a Hitchcok.

El otro “pero” que le veo a la película está en los diálogos entre Arthur Seldom y Martin ya que, la verdad, tanto rizar el rizo, tanta explicación matématica, tanta teoría y teorema por aquí y por allá y la gente se pierde un tanto.

Eso sí, tampoco es que Los Crímenes de Oxford sea una mala película, entretiene, a veces te involucra en los acertijos tanto que intentas resolver el siguiente elemento de la serie y, en determinados momentos, te obliga a desarrollar teorías acerca de quién es el culpable. Está bien rodada y huele a Hitchcock por los cuatro costados. Si a esto le sumamos que los salidillos podrán ver a  Leonor Watling semidesnuda seguro que ya os he dado argumentos, a unos y a otros, para ir al cine a verla. Personalmente creo que me he sentido un tanto defraudado porque al recordarme tanto a Hitchcock pues… espero más, porque sino me resulta pretencioso intentar estar a la altura del mayor genio del cine.