Reseña del nuevo disco de Mark Knopfler,Kill to get crimson“. Cada cierto tiempo, no demasiado, aunque se hace más largo de lo que parece, Mark Knopfler nos regala un disco. Desde que disolvieran Dire Straits (El mejor concierto de mi vida aquel de la  Romareda en Zaragoza cuando se despidieron), ha hecho varias bandas  sonoras y este es su quinto trabajo en solitario. Haciendo la música que le gusta, rescatando melodías suaves del folk  más tradicional y acompañado casi siempre de su guitarra, Mark Knopfler se ha convertido en un músico necesario e insustituible. Al margen de modas  él aporta un tipo de música que nada tiene que ver con lo que se oye en  listas de éxitos, bares y discotecas y que, por eso mismo, supone un oasis auditivo y casi siempre un remanso lírico para disfrutar en privado y de forma relajada


MARK KNOPFLER (2007) – KILL TO GET CRIMSON ****
1 True Love Will Never Fade ****
2 Scaffolder’s Wife ****
3 Fizzy and the Still ***
4 Heart Full of Holes ****
5 We Can Get Wild ***
6 Secondary Waltz ***
7 Punish the Monkey ****
8 Let It All Go ***
9 Behind with the Rent ***
10 Fish and the Bird ***
11 Madame Geneva’s ****
12 In the Sky *****
Cada cierto tiempo, no demasiado, aunque se hace más largo de lo que parece, Mark Knopfler nos regala un disco. Desde que disolvieran Dire Straits (El mejor concierto de mi vida aquel de la Romareda en Zaragoza cuando se despidieron), ha hecho varias bandas sonoras y este es su quinto trabajo en solitario.

Haciendo la música que le gusta, rescatando melodías suaves del folk más tradicional y acompañado casi siempre de su guitarra, Mark Knopfler se ha convertido en un músico necesario e insustituible. Al margen de modas él aporta un tipo de música que nada tiene que ver con lo que se oye en listas de éxitos, bares y discotecas y que, por eso mismo, supone un oasis auditivo y casi siempre un remanso lírico para disfrutar en privado y de forma relajada.”Kill to get crimson” se aleja del pop y el rock que hizo triunfar a  Dire Straits y se acerca más a lo melódico, a la aparente sencillez de la  música lírica con el cantante susurrando las letras y su guitarra acompañando suavemente la tonada como si fuera un moderno juglar (“I’m a maker of ballads right pretty” dice al comienzo de Madame Geneva’s). De  los tiempos de los Straits queda algún punteo de guitarra como el del solo en “Scaffolder’s wife”, pero en general Knopfler ha evolucionado hacia otros derroteros musicales en los que explota sobretodo su acervo  acústico, folk, celta y country casi siempre más preocupado de envolvernos suavemente con su música que de hacernos bailar.

Todos sus discos esconden varias perlas y algún temazo que se convierte  en clásico para los que seguimos su trayectoria. A bote pronto se me  ocurren “Our Shangri-la” o “Darling pretty” de disco anteriores, aunque  hay muchos más. En este caso la canción que destaca es sobretodo “In the  sky”, sin desmerecer a “Punish the monkey” o ese “True love will never fade” que ya ha aparecido como primer single. El resto son piezas que  dependen mucho de quien escucha y de gustos personales.

No os extrañe que una primera audición os diga poco del disco. Mark  Knopfler gana con el tiempo y hay que degustar su música con calma, coge  cuerpo poco a poco y termina atrapándote. Un consejo: es interesante  escuchar las canciones con la letra y acompañarlas mentalmente. Algunas \n líneas de sus letras susurran pensamientos e historias conmovedoras. Knopfler, siguiendo la estela de otros cantautores como Dylan, es importante en el panorama musical porque nos dice cosas con su música, porque expresa sentimientos y los comunica y todos sus discos están impecablemente trabajados. Es imposible no dejarse llevar por la letra y la melodía de canciones como “In the sky” que terminan poniéndote la piel de gallina cuando las escuchas”.

“Kill to get crimson” se aleja del pop y el rock que hizo triunfar a Dire Straits y se acerca más a lo melódico, a la aparente sencillez de la música lírica con el cantante susurrando las letras y su guitarra acompañando suavemente la tonada como si fuera un moderno juglar (“I’m a maker of ballads right pretty” dice al comienzo de Madame Geneva’s). De los tiempos de los Straits queda algún punteo de guitarra como el del solo en “Scaffolder’s wife”, pero en general Knopfler ha evolucionado hacia otros derroteros musicales en los que explota sobretodo su acervo acústico, folk, celta y country casi siempre más preocupado de envolvernos suavemente con su música que de hacernos bailar.

Todos sus discos esconden varias perlas y algún temazo que se convierte en clásico para los que seguimos su trayectoria. A bote pronto se me ocurren “Our Shangri-la” o “Darling pretty” de disco anteriores, aunque hay muchos más. En este caso la canción que destaca es sobretodo “In the sky”, sin desmerecer a “Punish the monkey” o ese “True love will never fade” que ya ha aparecido como primer single. El resto son piezas que dependen mucho de quien escucha y de gustos personales.

No os extrañe que una primera audición os diga poco del disco. Mark Knopfler gana con el tiempo y hay que degustar su música con calma, coge cuerpo poco a poco y termina atrapándote. Un consejo: es interesante escuchar las canciones con la letra y acompañarlas mentalmente. Algunas líneas de sus letras susurran pensamientos e historias conmovedoras. Knopfler, siguiendo la estela de otros cantautores como Dylan, es importante en el panorama musical porque nos dice cosas con su música, porque expresa sentimientos y los comunica y todos sus discos están impecablemente trabajados. Es imposible no dejarse llevar por la letra y la melodía de canciones como “In the sky” que terminan poniéndote la piel de gallina cuando las escuchas.

Sé que es difícil disfrutar de un artista y su música cuando va tan a \n contracorriente de lo que solemos oír y lo que nos venden, sé que es difícil pararnos a sacarle el jugo a un disco como éste, pero si en alguna ocasión uno está dispuesto a hacer un esfuerzo qué mejor que con Mark Knopfler, aunque se corre el riesgo de convertirse en incondicional como yo y como todos los que le hemos seguido a lo largo de su carrera. Y lo mejor que puedo decir de él es que cuando, de vez en cuando, recupero sus discos, vuelvo a quedar encantado y vuelvo a maravillarme de su música. Incluso hoy, tras ser escuchados mil veces, los primeros discos de Dire Straits tienen algo más que aportar. Para los que un día quedamos atrapados con sus composiciones, cada nuevo disco es sencillamente un regalo para nuestros oídos.

Sé que es difícil disfrutar de un artista y su música cuando va tan a contracorriente de lo que solemos oír y lo que nos venden, sé que es difícil pararnos a sacarle el jugo a un disco como éste, pero si en alguna ocasión uno está dispuesto a hacer un esfuerzo qué mejor que con Mark Knopfler, aunque se corre el riesgo de convertirse en incondicional como yo y como todos los que le hemos seguido a lo largo de su carrera. Y lo mejor que puedo decir de él es que cuando, de vez en cuando, recupero sus discos, vuelvo a quedar encantado y vuelvo a maravillarme de su música. Incluso hoy, tras ser escuchados mil veces, los primeros discos de Dire Straits tienen algo más que aportar. Para los que un día quedamos atrapados con sus composiciones, cada nuevo disco es sencillamente un regalo para nuestros oídos.