El 24 de Septiembre del 2009 la cadena ABC estrenaba la ambiciosa serie de televisión “Flashforward“, basada en una novela del canadiense Robert R. Sawyer, entre presuntuosas declaraciones que auguraban “un nuevo fenómeno televisivo”. El fracaso fue rotundo, sorprendente pero sin matices, y al cabo de una única temporada la serie fue cancelada. Pero el libro de Sawyer, editado en castellano por La Factoría de Ideas, merece mucho la pena.

image1El equipo de investigación de Lloyd Simcoe y Theo Procopides está empleando el acelerador de partículas del laboratorio del CERN de Suiza en un proyecto secreto. Pero su experimento sale terriblemente mal y, durante un par de minutos, la conciencia de toda la raza humana es arrojada veinte años hacia el futuro.
Mientras la humanidad debe restañar los catastróficos efectos inmediatos del experimento, las implicaciones más serias tardan algo en aparecer. Aquellos que no recibieron visiones del porvenir tratan de descubrir cómo morirán. Otros buscan ya a sus futuros amantes. Lloyd deberá superar la culpabilidad por haber provocado accidentalmente la muerte de la hija de su prometida, mientras Theo se ve atrapado en la investigación de su propio asesinato.
A medida que las verdaderas consecuencias de lo sucedido comienzan a hacerse claras, la presión para repetir el experimento aumenta sin cesar. Todos quieren un destello del futuro, una oportunidad para saltar y ser testigo de su éxito… o para aprender a evitar sus errores.

Hay una conocida frase popular de autor anónimo que dice “no confundir churras con merinas” y que se ajusta perfectamente a nuestro contexto, reemplazando a las dos razas de ovejas del refrán por la novela “Recuerdos del futuro” de Robert J. Sawyer y su remake televisivo “Flashforward”: el rotundo fracaso, sin paliativos y sin excusas, de la serie de televisión de la cadena ABC no debe extender su funesto velo sobre la novela en la que se basa. No debemos pensar que los errores de los guionistas de “Flashforward”, de los productores del canal ABC, de los actores protagonistas en papeles fríos y sin convicción, de los creadores de la serie Brannon Braga y David S. Goyer son, de alguna manera, consecuencia del libro. Que cada palo aguante su vela. “Recuerdos del futuro” de Robert J. Sawyer, reeditado por La Factoría de Ideas con su título original “Flashforward” para vincular el nombre de la novela a la mediática serie de televisión, es una lectura entretenida, con ritmo y mucha originalidad en su premisa y en su desarrollo.

El escritor canadiense Robert J. Sawyer (Ottawa, 1960) saltó a la fama con el estreno televisivo “Flashforward” pero su reconocimiento en los círculos literarios era anterior, su prestigio se había labrado en decenas de novelas de éxito y más de veinticinco premios nacionales e internacionales por su trabajo, entre ellos el Hugo (en el año 2003, por “Hominids”) y el Nebula (en el año 1995, por “The Terminal Experiment”) a la mejor novela del año y el John W. Campbell Memorial Award (en el año 2006, por “Mindscan”). Está considerado uno de los maestros de la literatura de ciencia-ficción y su estilo, influenciado inicialmente por Isaac Asimov o Arthur Clarke, ha tomado un camino propio y hoy es reconocible, admirado e imitado.

La novela que dio origen a la serie de televisión protagonizada por Joseph Fiennes, Sonya Walger, John Cho y Dominic Monaghan nos presenta a un equipo del laboratorio del CERN de Suiza encabezado por el científico Lloyd Simcoe que, durante un experimento especialmente delicado, provoca que durante dos minutos la conciencia de toda Humanidad se desplace veinte años hacia el futuro y puedan tener visiones sobre los acontecimientos que les esperan entonces. La premisa argumental es, cuanto menos, sugerente. El desarrollo de la idea, inteligente. Por un lado, intentando descubrir qué ha sucedido y porqué. Por el otro, las reacciones de los personajes principales y secundarios de la novela ante sus visiones “flashforward”, de cómo afrontan su vida disponiendo de una información privilegiada acerca de cómo será esta dentro de veinte años, si estarán vivos o muertos, si seguirán junto a su esposa y marido,… A su vez, la Humanidad debe lamerse las heridas de una catástrofe que ha causado miles de muertos en todo el mundo por haber estado ausentes de la realidad durante 2 minutos y 17 segundos.
Sawyer maneja adecuadamente los hilos argumentales de la novela como un habilidoso titiritero. Hay un Lloyd Simcoe que debe lidiar con la responsabilidad del experimento fallido que intentaba encontrar el esquivo bosón de Higgs, buscar las causas a la vez que debe dar respuesta a sus propias imágenes del futuro que le muestran en una cama junto a una mujer que no es su pareja actual. Hay un Theo Procopides que debe resolver su propio asesinato antes de que suceda, como si de una novela negra se tratara. Hay una Michiko, la pareja de Lloyd Simcoe, que debe llorar la muerte de su hija Tamiko durante el apagón y asumir si la responsabilidad de lo sucedido debe achacarla al director del experimento de búsqueda de la partícula subatómica teórica que ha sido postulada pero no descubierta que ha causado la catástrofe… que casualmente es su novio… Y hay una Humanidad entera que busca sus propias respuestas. Aquellos que no recibieron visiones del porvenir tratan de descubrir cómo morirán. Unos buscan evitar lo que vieron y otros buscan alcanzar lo que la visión les prometió. Unos ven un futuro a su medida, mientras otros están descontentos con lo que le ha deparado el destino. Y muchos quieren volver a repetir el “flashforward”, repetir el experimento, disfrutar de un breve destello del futuro, proyectar la conciencia de toda la raza humana hacia el futuro otra vez, una oportunidad para saltar y ser testigo de los acontecimientos que esperan, de las consecuencias de las decisiones que se han tomado. Corregir o confirmar. Pero, ¿es posible cambiar el futuro?
Y es que “Flashforward” y “Recuerdos del futuro” son historias distintas con una premisa argumental inicial coincidente. Poco más las une. En la novela el protagonista es el físico de partículas de Canadá Lloyd Simcoe que trabaja con su novia Michiko en el CERN y en la serie de televisión el protagonismo recae en el agente del FBI de Los Ángeles Mark Benford, un alcohólico en recuperación que liderará la investigación policial del fenómeno. El apagón en el libro tiene una duración de 1 minuto y 43 segundos, mientras que en la serie el evento dura 2 minutos y 17 segundos. Las visiones que experimentan las personas en la novela tienen lugar 21 años en el futuro y en la serie de televisión el intervalo es de sólo seis meses (hasta el día 29 de abril de 2010, fecha del cincuenta cumpleaños del escritor Robert J. Sawyer). Y, como es evidente, que la serie de televisión quedó interrumpida sin poder dar respuesta coherente alguna a lo acontecido, cuando la cadena ABC decidió cancelar la serie por las bajas audiencias, aunque se habían insinuado causas voluntarias mientras que la novela siempre se refiere a causas naturales, coincidencias de factores de origen natural y no artificial.

Muchas obras han jugado con el concepto de modificar el pasado para transformar el presente y la paradoja del viaje en el tiempo, desde “Terminator” hasta “Regreso al futuro”, pasando por las películas “Doce monos”, “El experimento Filadelfia”, “Peggy Sue Got Married”, “El efecto mariposa” o libros como “Le voyageur imprudent” de René Barjavel, “A Connecticut Yankee in King Arthur’s Court” de Mark Twain, “Rescate en el tiempo” de Michael Crichton y “El video Jesús” de Andreas Eschbach. En esta novela de Robert J. Sawyer se modifica ligeramente la idea, pero se repiten las preguntas ¿Es posible cambiar el futuro? ¿El destino está escrito? ¿Es real ese principio de autoconsistencia de Novikov que asegura que cualquier intento para cambiar el futuro sería frustrado por las leyes naturales? ¿Hay universos paralelos con líneas temporales distintas? La ciencia-ficción ha ido jugando con las hipotéticas respuestas desde hace muchos años, en el cine, en la televisión o en la literatura, y el tema aún no está agotado. La especulación sigue abierta, y Sawyer propone la suya.
“Recuerdos del futuro” es una novela redonda, repleta del ingenio habitual de Robert J. Sawyer, que nos ofrece pinceladas de muchos géneros distintos en una sola historia, que no abusa de las descripciones ni del lenguaje técnico y científico, aunque en ocasiones deba adentrarse en aspectos más difíciles para el lector ajeno al género de la ciencia-ficción y dar así una estructura y unos cimientos de fidelidad teóricos al acontecimiento principal que sostiene la historia, el “flashforward”. Nos sumerge en la historia sin rudeza, de forma fluida, con diálogos sencillos y creíbles, con personajes perfectamente construidos y un brillante sentido del ritmo y la trama es intensa y entretenida.
La serie de televisión quizás fue un fracaso, quizás desaprovechó de forma imperdonable un material con un potencial increíble, pero eso no debe pesar jamás sobre la sobresaliente novela original de Robert J. Sawyer.

Flashforward.
Autor: Robert J. Sawyer
Título original: Flashforward
Traducción: Carlos Lacasa Martín
Editorial: La Factoría de Ideas
ISBN: 9788498005578
Formato: 15x23cm. Tapa blanda.
Páginas: 320
Precio: 19,95 euros