Ediciones Minotauro ha publicado este mismo mes de Septiembre “Los ojos de un rey” de Catherine Banner, una nueva constatación de que la edad del escritor no está reñida con la buena literatura fantástica.
Diez años después de que el Rey y la Reina fueran asesinados y el trono fuera usurpado por Lucien y sus tropas rebeldes, Malonia ha quedado destrozada por la guerra. El pueblo cree que el príncipe se exilió a una tierra muy lejana y que una profecía lo mantiene a salvo de cualquiera que intente atentar contra su vida. Sin embargo, sus otros súbditos no pueden dejar de preguntarse si el príncipe sobrevive aún. Un país al borde de una revolución aguarda en silencio su regreso.
Leo es un aprendiz de soldado con poderes ocultos. Una noche encuentra un misterioso libro abandonado sobre la nieve, del que emana un extraño aura. Pronto, las páginas comienzan a completarse con relatos sobre Anna y Ryan de Inglaterra, un país sacado de un cuento de hadas para las gentes de Malonia. Cuando la tragedia se desate, Leo intentará salvarse a si mismo de las páginas del libro.
Hace ya bastante tiempo que la literatura ha dejado de ser un coto privado de venerables y sesudos escritores que plasman sobre el papel en blanco sus vivencias personales y se ha demostrado que cualquier autor joven cargado de voluntad, imaginación y una habilidad innata para la escritura puede hacerlo tan bien, o mejor, que aquellos maestros de antaño cargados de años de experiencia (y experiencias) a sus espaldas. Dicha afirmación encuentra un buen ejemplo en el género de la literatura fantástica, donde jóvenes escritores noveles como Christopher Paolini, Kristin Cashore o Catherine Banner, sin haber llegado ni siquiera a la mayoría de edad, sorprenden, enganchan a los lectores y se hacen un hueco con sus “Eragon”, “Graceling” o “Los ojos de un rey” en las colmatadas estanterías de las librerías. Escribir buenas historias, con argumentos compactos sin fisuras y personajes profundos no está reñido con la juventud, ni siquiera con la problemática adolescencia, aunque nadie pretenda encontrar aquí la elaborada prosa de un premio Nobel de literatura de venerable edad.
A su vez, se ha ampliado el espectro del destinatario de la literatura al que buscan las editoriales, y la literatura juvenil ha ganado un considerable respeto en los últimos años, sobretodo con el inesperado fenómeno Harry Potter, de J.K. Rowling como cabeza de lanza. La irrupción de un lector joven, ávido de aventuras apasionantes, de fantasía desbordada y de personajes con los que sentirse identificado ha abierto los ojos a los editores: al lector se le conquista desde su juventud. Se hace, no nace. Así, además del mago-niño, obras como la trilogía de “La materia oscura” de Phillip Pullman, “Aquasilva” de Anselm Audley o la saga de vampiros adolescentes de Stephenie Meyer “Crepúsculo” se han convertido en bestsellers y han cautivado mayoritariamente a niños y adolescentes, aunque muchos adultos no se han escondido en confesar su lectura y en haber disfrutado con ella.
Si la literatura fantástica se ha considerado siempre un género menor dentro de la literatura, menos arte y más entretenimiento, la literatura fantástica juvenil arrastraba a su vez un segundo estigma que reducía, aún más, su estatus dentro del mundo de la edición. Prejuicios elitistas que, en ocasiones, han arrinconado alguno de los títulos más interesantes de los últimos años por una, mal entendida, jerarquía dentro del arte de la pluma y la tinta que categoriza a la literatura fantástica en un segundo nivel. Y “Los ojos de un rey” conjugaba todos los factores negativos que, a priori, descartarían su éxito: literatura fantástica juvenil creada por una escritora adolescente no profesional, una novela por y para jóvenes. En otra época, un manuscrito con todas las papeletas para no llegar nunca a la imprenta, pero Random House apostó y acertó.
A día de hoy un vistazo rápido a las listas de ventas de libros constatarán que la literatura fantástica se vende muy bien y que la literatura fantástica juvenil, aún mejor. Además, la edad de los autores jóvenes se ha convertido en un magnífico reclamo para vender las obras, pese a que esto puede devolver el golpe como un boomerang si no se gestiona adecuadamente. La literatura fantástica juvenil creada por adolescentes con talento ya no es una apuesta editorial sino una realidad firme, y Ediciones Minotauro no tiene ningún problema al editar en un mismo sello la obra de la consagrada Ursula K. Le Guin y la fuerza de juventud de Catherine Banner. Quizás algún catedrático de cejas pobladas se atrevería a tachar este atrevimiento como falta de pudor, pero es merecedor de elogio.
“Los ojos de un rey”, primera parte de la trilogía de Malonia que se completa con “Voices in the Dark” y “The Last Descendants”, narra la historia de Leonard North, Leo, un joven con poderes ocultos que vive en el país de Malonia, una nación en conflicto que ha visto como el usurpador Lucien Kalitz y sus tropas rebeldes, ayudados por los crueles Talitha y Ahira, han arrebatado el trono del reino y asesinado a sus legítimos gobernantes para instaurar una severa dictadura militar. Leo, atormentado narrador de la historia, vive con su abuela y su enfermo hermano menor, estudia en una escuela militar donde es humillado y maltratado por ser hijo del escritor de un libro prohibido, está enamorado de una madre soltera y una noche de Mayo encuentra un misterioso libro que narra la historia de un reino mágico llamado Inglaterra. En él encontrará mucho más que una simple lectura, y descubrirá que hay lazos muy poderosos que unen su mundo, Malonia, con este mundo mágico literario donde se ha exiliado el príncipe heredero del reino, Ryan.
La historia mezcla sin miedo temas complejos, y quizás de demasiada profundidad para un lector joven, como la enfermedad o la política, la religión o la muerte. Los personajes secundarios son abundantes, y los hilos argumentales paralelos también. Además de Leo la autora centra su atención en el heredero al trono desposeído de su corona Ryan, la vecina de quince años María y su hijo Anselm, la inglesa apasionada del ballet Anna y su misterioso colgante con forma de águila, el cruel sargento Markey, la abuela del protagonista y su consejero espiritual, el hermano enfermo Stirling, el mago Aldebarán,… Las historias que se entretejen en “Los ojos de un rey” son varias, con un hilo principal y muchos focos de interés que incluyen desde la enfermedad conocida como Fiebre Silenciosa, pasando por la relación de Anna y Ryan en Inglaterra hasta la rebelión latente en el reino de Malonia. Y pese a formar parte de una trilogía, cuya segunda parte titulada “Voices in the Dark” saldrá a la venta en los próximos días, “Los ojos de un rey” es una novela autoconclusiva que apenas deja cabos sueltos para la próxima entrega.
La escritora inglesa Catherine Banner, nacida en 1989, empezó a escribir “Los ojos de un rey” con sólo catorce años. Era una simple estudiante de secundaria que hoy, con veinte años y como estudiante de literatura en el Fitzwilliam College, sigue escribiendo en su tiempo libre la continuación de la saga que le ha dado fama. Y ese es todo el curriculum que atesora esta autora novel, que promete un futuro brillante pero a quién los elogios por una primera buena obra impropia de una chica de su edad pueden pesar como un lastre. No sería la primera en brillar como una estrella para marchitarse luego en un eterno invierno gris de mediocridad.
En conclusión, y obviando la defensa de la literatura fantástica juvenil que hemos expuesto en los párrafos iniciales, “Los ojos de un rey” es un libro interesante, sin pretensiones, que ofrece entretenimiento fresco y directo aunque en ocasiones adolece de un ritmo lento y de cierto desorden. Sorprende el retrato de la situación política que se atreve a exponer la autora, el detalle con el que explica la realidad de una nación sometida a una dictadura militar implacable que practica la censura como herramienta de sumisión de su pueblo a una mentira, pero ni esta crítica social ni afrontar los aspectos más delicados de la historia de cara sin eludirlos no aleja a la novela de su objetivo principal: entretener a lectores jóvenes que se verán reflejados en los personajes protagonistas que, aunque pasados por el filtro de la fantasía, tienen las mismas preocupaciones, debilidades, prioridades, inquietudes y deseos que un adolescente de hoy en día.
Título: Los ojos de un rey
Título original: The eyes of a king
Autora: Catherine Banner
Editorial: Minotauro
Colección: Fantasía
Fecha Publicación: 04/09/2009
Editorial original: Random House Mondadori (Mayo 2008)
ISBN: 978-84-450-7760-3
Páginas: 352
Cubierta: Tapa dura con sobrecubierta
¡Un episodio genial! Y me pareció un acierto el casting. Tawny Newsome como Beckett Mariner y Jack Quaid como Brad…